CHARLA Y DOCUMENTAL SOBRE LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS

Con el objetivo de dar a conocer los precedentes de la historia respecto a la repoblación cristiana, la comisión de los 400 años  ha realizado en el local sociocultural una charla con un pase de un documental sobre la expulsión de los moriscos. El pase también tenía el propósito de mostrar a los asistentes los trajes y costumbres típicas de la época con la intención de que participaran en la fiesta que en septiembre se pretende realizar en el pueblo, y en la que los vecinos que lo deseen participarán caracterizados de la época. Se ha completado con un pase de fotos de una empresa de trajes medievales.

La historia real. La expulsión de 300.000 moriscos

La primera década del siglo XVII fue un tiempo convulso en la monarquía española. Las derrotas en Flandes fueron un duro golpe tanto a nivel interno como cara al exterior. Tras la tregua con los protestantes de los Países Bajos, España
necesitaba ofrecer una victoria aunque fuera simbólica y se eligió un enemigo común de la cristiandad: el islam.


El 9 de abril de 1609 Felipe III firmó el decreto de expulsión de los moriscos, el mayor éxodo que ha sufrido España. Fueron expulsadas de España más de 300.000 personas. La razón, el simple hecho de ser identificados como moriscos, es decir españoles descendientes de musulmanes que habían sido obligados a convertirse al cristianismo.

Los moriscos, en su mayoría eran artesanos y agricultores al servicio de los grandes propietarios feudales. Su expulsión significó el empobrecimiento de muchas zonas de España, el hundimiento de la agricultura de secano y otras pérdidas económicas. También existía una sociedad morisca ilustrada y rica, cuyos miembros fueron igualmente expulsados y obligados a costear los gastos de los moriscos pobres.

Para justificar el decreto, la monarquía los acusó de herejes y alegó que los moriscos suponían un peligro para el país por la posibilidad de que se aliasen con los otomanos de Estambul o con los berberiscos del Norte de África; pero la realidad es que su salida es la consecuencia de un fracaso pastoral. La Iglesia no fue capaz de convertirlos totalmente y por eso apoyo la decisión del monarca. 

La orden de expulsión fue firmada por el rey Felipe III, a propuesta de su valido el Duque de Lerma. La medida se fue aplicando progresivamente en los diferentes reinos de la Península, y su intención no era otra que extirpar todo rastro que no fuera la fe cristiana, a pesar de que los moriscos, o cristianos nuevos, eran tan naturales de España como los que los expulsaron. La sociedad se dividió ante el suceso, pero el uso de una propaganda anti-morisca caló profundamente. Aun así, hubo moriscos que lograron eludir la expulsión y otros que volvieron a España años más tarde.





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